Loable es por su parte afinar tal desafino
y bien cierto que empresa complicada.
No por falta de virtudes, de eso nada,
sino por como soy, un claro desatino.
No pretendo acercarme ni por asomo
a sus palabras puestas en soneto.
Lo mío no es la rima ni el terceto
aunque a veces lo intente con aplomo.
Cuídese la fiebre, y con esmero.
Para eso, caldos y mucha ternura,
esta última, de su criatura.
Ante sus versos me quito el sombrero.
Los lea a lo zurdo o a lo diestro,
siempre termino gritando… ¡¡ Maestro !!