Algo tendrían que contar las estaciones, algo dirán las terminales de aeropuerto los bares donde nacieron cinco de nuestras canciones, las noches en que tu chica te decía: nunca más. Quedó algo de nosotros en esos lugares en el lavabo de señoras y en el puerto en la butaca del cine, en una boca de metro y en todas esas esquinas que solíamos doblar. Es una historia que se escribe en los portales la breve intensidad de las primeras luces, y los conserjes de noche cuidan de los hostales y todas las camareras que quisieron escuchar. Algo tendrían que contar los escalones con pantalones arrastrados por el suelo, algo el asiento trasero que me ofrecía tu coche y el humo del cenicero que acabó por rebosar. Tú siempre estabas dispuesta, es domingo por la tarde la suerte es una ramera de primera calidad y los conserjes de noche cuidan de los hostales y todas las camareras que quisieron escuchar. Es una historia que se escribe en las postales con la necesidad de madrugar los lunes. |
Quique González - Y los conserjes de noche
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario