Quizá alguno de vosotros, en su interior,
me esté recriminando:
"¿No te avergüenza, Sócrates,
verte metido en estos líos
a causa de tu ocupación,
que te está llevando al extremo
de hacer peligrar tu propia vida?"
A éstos les respondería,
y muy convencido por cierto:
Te equivocas completamente, amigo mío;
un hombre con un mínimo de valentía
no debe estar preocupado
por esos posibles riesgos de muerte,
sino que debe considerar sólo
la honradez de sus acciones,
si son fruto de un hombre justo o injusto.
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