Sin nada que decir ni que mostrar,
recojo barajas de ases sin comodines
y resuelvo mis dudas en sanedrines
de sabios que me enseñan a soñar.
Confieso mi recuperada estabilidad
a todos aquellos que me lo preguntan,
aunque desconozco lo que barruntan
los designios caprichosos del azar.
Y puestos a delirar, pues reflexiono,
y me veo de cómplice por omisión,
pero el sólito delito me perdono.
Además, ya pequé en otra ocasión
y al recordar pasados me decepciono...
maldita jornada de reflexión.
2 comentarios:
Hacía mucho que no nos deleitabas con uno de tus poemas, pero habrá que analizarlo con detalle
Muchas gracias ;-)
Procuraré no demorar la próxima.
Publicar un comentario