ni que hacía calor,
ni que había Mundial.
No quiero recordar los días previos,
ni los desencuentros,
ni lo que discutí,
ni el haberme ido de casa,
ni tan siquiera el perdón.
No quiero recordar aquella mañana,
ni que aproveché a fumar cuando le limpiaban,
ni que ya estaba muerto cuando volví.
No quiero recordar su cara
vuelta hacia la silla como buscándome,
ni su mano hinchada y amoratada
sin su reloj.
Esa mano que no pude apretar en el final
porque no estaba.
No quiero recordar el aniversario,
pero lo recuerdo demasiado.
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